La reina y su yorki tipsy

Cuando los reyes posaban en reportajes familiares con sus hijos en palacio (antes de que se inventara el photoshop) era de lo más normal ver entre las infantas o la reina a los pequeños Yorkshire que siempre acompañan a doña Sofía allá por donde se mueva en palacio. Tan pronto eran cuatro, como que salían, tres, dos y hasta cinco. Siempre en versión diminuta, lo que ahora se conoce como un “cup of tea” o “toy”, y siempre de la misma raza. La reina los encargaba a una amiga suya que se dedicaba a la crianza de esos perros y luego se reproducían solos ya al calor de las alfombras de Zarzuela. Pero últimamente se echan de menos no sólo esos posados regios sino las mascotas de la Reina que sólo asoman en verano cuando pasea por Mallorca con bolsos XXL de donde asoma alguna cabecita peluda. La sorpresa grata de la semana ha sido cuando he visto en las revistas a la Reina en el 90 cumpleaños de Miguel de Rumanía. Hasta ahí el interés era más bien escaso, de no ser porque doña Sofía viajó con su perrita Tipsy, a quien mi colega Emilia Landaluce ya ha encontrado la traducción coloquial del término y que sería “borracha”. Nunca he visto a la Reina sonreir tan a gusto como con Tipsy en brazos. Como decía mi abuela “a medida que conozco a los hombres más me quedo con mis perros”. Qué razón tenía. La sonrisa de la reina es el último ejemplo.