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sábado, 10 de marzo de 2012

Riesgo de eccemas en las mujeres embarazadas disminuye al contacto con animales




Un equipo de Europa publica en Journal of Allergy and Clinical Immunology que el contacto materno con los animales de granja y los gatos durante el embarazo tiene un efecto protector contra la dermatitis atópica, una enfermedad cutánea grave, conocida también como eccema, en los dos primeros años de vida de los bebés. En el eccema, el sistema inmune hiperactivo genera prurito crónico que aparece y desaparece. Casi un tercio de los niños con eccema antes de los dos años desarrolla rinitis alérgica o asmas.




Los nuevos resultados respaldan “la hipótesis de la higiene”, que sostiene que la exposición temprana a distintos microbios modifica el sistema inmunológico de los bebés y lo vuelve menos vulnerable a desarrollar reacciones alérgicas a sustancias benignas.


Dado que las madres les transmiten a sus bebés algo de la inmunidad de corto plazo, la doctora Caroline Roduit, de la Universidad de Zúrich, y colegas de Suiza y Alemania estudiaron si las madres que exponían regularmente el sistema inmune a los microbios tendrían bebés con bajo riesgo de desarrollar eccemas. El equipo analizó la exposición ambiental de las participantes durante el embarazo y si sus hijos desarrollaron dermatitis atópica hasta los dos años de edad. Se incluyó a 1,063 niños de 508 familias de granjeros y de 555 familias urbanas de cinco países de Europa.




Las mujeres respondieron cuestionarios sobre la exposición a los animales, el tabaquismo y los antecedentes alérgicos. El equipo analizó muestras de sangre maternas y del cordón umbilical de los bebés obtenidas al nacer. A los dos años, el 17.8% de los niños había desarrollado eccema, según el diagnóstico médico, pero con diferencias entre ambos grupos: el 14.4% de los niños de familias granjeras y el 20% de los niños de familias urbanas.


Y mientras que todos los hijos de mujeres granjeras tenían bajo riesgo de desarrollar eccema, los que menos riesgo tenían eran aquellos cuyas madres habían estado expuestas a una mayor variedad de animales (caballos, cerdos, vacas, ovejas, conejos, pollos).


“Por cada especie animal, el riesgo disminuía un 20%”, escribió el equipo, que además halló una relación similar significativa entre el contacto materno con los gatos y la aparición de eccema en los niños. No obstante, los felinos son transmisores de la toxoplasmosis, una condición peligrosa durante el embarazo.




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