Weber, un labrador negro, ha llegado al Reino Unido con sus nuevos dueños cruzando nada más y nada menos que 4.000 kilometros de distancia desde su antiguo hogar.
Cuando los Booth lo encontraron en una playa del Caribe, se quedaron enamorados a primera vista y decidieron que cuando acabaran las vacaciones se lo llevarían.
Paul Booth, de 43 años de edad y su mujer Lorraine de 36, rescataron al perro después de verlo deambular por una playa del Caribe. Decidieron adoptar al malnutrido animal y darle una casa permanente en Gran Bretaña.
Después de pagar 2.400 euros, esperar que los controles veterinarios se completasen y esperar el período de seis meses de cuarentena, la pareja por fin se ha reunido con su perro.
La señora Booth dijo: “Me siento bien de tenerla finalmente aquí. Ella se ve exactamente igual que antes, pero mejor de salud”. “Nos enamoramos de ella después de que ella empezara a seguirnos. Al final, pensamos que no podíamos dejarla allí”. “Creo que es el destino que nos llevó a ella y ahora ella está sentada aquí con nosotros”.
Fue Paul quien encontró al perro una vez que salió a correr por la playa, la pareja rápidamente se hizo amigo del perro y durante las dos semanas que estuvieron de vacaciones, siempre lo iban a ver y le daban de comer.
El perro tenía sarna, estaba muy delgado y dormía en la playa, sin comida, agua ni compañía.
Dejaron un dinero a una protectora de perros para que cuando ellos se fueran, el perro quedara en buenas manos y atendido.
Una vez en el Reino Unido, la señora Booth cada vez que llegaba a casa no podía soportar no saber que estaría pasando con el perro.
Finalmente decidieron llamar a la protectora y realizar los trámites para adoptar al perro.
Al llegar a su nueva casa, estaba muy tímido pero poco a poco empezo a coger confianza y ahora no hace otra cosa que correr por todas partes.
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